En ocasiones cuando se afirma que el boxeo forma parte de la reinserción social, se piensa que es una frase vacía, que se dice por decir, pero la historia de Bernard Hopkins, tiene mucho peso y debe servir de inspiración.
Por Rodolfo Rosales S.
En ocasiones cuando se afirma que el boxeo forma parte de la reinserción social, se piensa que es una frase vacía, que se dice por decir, pero la historia de Bernard Hopkins, tiene mucho peso y debe servir de inspiración.
“El Ejecutor” como le apodaban en su apogeo como peleador vivió el infierno y ahora goza la gloria.
Bernard Humphrey Hopkins Jr., que nació el 15 de enero de 1965, en Filadelfia, Pensilvania, tuvo una infancia complicada.
Apenas a los 13 años ya se había involucrado en pleitos de pandilla y eso le trajo como consecuencias que a tan corta edad ya tuviera en su cuerpo tres heridas de arma blanca, en diferentes ataques.
A esa edad cometía robos menores, pero a los 17 años, se dio el hecho que cambió su vida.
Hopkins fue detenido y condenado a 18 años de cárcel, por diversos delitos, entre ellos intento de homicidio.
Fue en la prisión donde conoció al deporte que le cambiaría su vida: El Boxeo. Ahí, en la prisión de Graterford vivió cosas horribles, pero la práctica del pugilismo le hizo más llevadera su estancia en ese lugar y hasta su comportamiento mejoró.
Así, cinco años después quedó libre y decidió convertirse en peleador profesional.
Y esa decisión fue la que cambió su vida y lo convirtió en un ejemplo a seguir, para saber que en las adversidades más duras se encuentras las mejores oportunidades.
Forjado en el crisol de la prisión, el carácter que lo llevó a tres cosas. La primera a dejar esa vida desordenada para no volver a prisión, cambio su religión por el islam y convertirse en uno de los mejores peleadores de la historia.
Desde luego, no fue fácil. En su debut como peleador profesional, ocurrido el 11 de octubre de 1988, en Nueva Jersey, cayó por puntos contra Clinton Mitchell.
Luego de un respiro de más de un año en su carrera, regresó con fuerza y derrotó por puntos a Greg Paige, el 22 de febrero de 1990 y de ahí fue su despegue donde hilvano 20 triunfos consecutivos, hasta perder con Roy Jones.
Pero no se quedó tirado y tras cuatro victorias consecutivas y un empate, derrotó por nocaut técnico a Segundo Mercado y se quedó con el vacante título de peso medio de la Federación Internacional de Boxeo, el 29 de abril de 1995, justo a los 30 años de edad.
De esa manera nació la historia de uno de los más grandes de todos los tiempos, porque duró diez años como campeón de la IBF y realizó 20 defensas exitosas.
En su defensa 13, el 14 de abril de 2001, unificó el título con Keith Holmes, monarca del Consejo Mundial de Boxeo y lo derrotó por decisión unánime, para quedarse con su título.
Ese mismo año, pero el 29 de septiembre, unificó con Félix “Tito” Trinidad, monarca de peso medio de la WBA, y lo venció por nocaut técnico y se convirtió en campeón reconocido por la IBF, del WBC y la WBA.
Para el 18 de septiembre de 2004, en Las Vegas, tuvo otra pelea unificatoria con Óscar De La Hoya, el campeón de peso medio de la Organización Mundial de Boxeo y no noqueó para convertirse en el primer campeón mundial unificado de peso medió. Títulos que perdió en su defensa 21 de la IBF con Jermain Taylor, el 16 de julio de 2005 en Las Vegas, al caer por decisión mayoritaria.
Posteriormente se convirtió en campeón de peso semicompleto del WBC, IBF y WBA, al derrotar por decisión unánime a Jean Pascal el 21 de mayo de 2021, cintos que perdió en su primer defensa.
Tres años después, a los 49 de edad, recuperó los títulos de la WBA y de la IBF y sumó el de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), al imponerse a Beibut Shumenov, para convertirse en el campeón mundial con mayor edad en la historia del boxeo.
Es así como el boxeo cumple con una función de reinserción social, cuando se tiene la determinación y el carácter.
