Cada golpe recibido durante los entrenamientos y en sus 13 combates como profesional, han valido la pena. Así lo afirma la mexicana Alejandra “La Tigre” Jiménez, actual campeona mundial de peso supermediano del WBC y la WBO, y primera campeona mundial mexicana de peso completo, porque antes de Andy Ruiz, “La Tigre” dio el primer zarpazo.
Por Rodolfo Rosales S.
Cada golpe recibido durante los entrenamientos y en sus 13 combates como profesional, han valido la pena. Así lo afirma la mexicana Alejandra “La Tigre” Jiménez, actual campeona mundial de peso supermediano del WBC y la WBO, y primera campeona mundial mexicana de peso completo, porque antes de Andy Ruiz, “La Tigre” dio el primer zarpazo.
Hace seis años llegó a pesar 140 kilogramos y lo peor es que con su 1.80 metros de estatura se veía enorme, pero fue a través del boxeo que encontró la solución a su sobrepeso.
Como buena chef internacional, carrera que estudió, Alejandra cocinó su triunfo a fuego lento; primero, para dedicarse al boxeo, dejó su trabajo de chef en un lugar donde ganaba bien, pero el boxeo la atrapó: “Me gusta la gastronomía, pero no me apasiona como el boxeo”, reconoce
Luego, decidió cambiar su residencia de la Ciudad de México a Cancún, a donde llegó como campeona mundial de peso completo, título que ganó en su lo que fue su ¡sexto combate como profesional!
“Tomé la decisión de irme a Cancún para crecer como persona y deportista. Llegué en busca de peleas, pues entendía que era difícil por ser peso completo, pero fue una gran decisión, el cambio físico sorprende y hasta mucha gente piensa que me meto algo, pero para el duelo con Franchon Crews me sometí a cuatro pruebas de doping”.
“No ha sido fácil, se requiere mucha determinación, disciplina y la ayuda de tu familia, pero de los más de 100 kilogramos que tenía, ahora peso 76. Se dice fácil, pero es mucho el trabajo que se debe hacer, así como entrenar, yo me la paso de seis a ocho horas en el gimnasio”, afirma.
Su emotivo triunfo sobre la estadounidense Franchon Crews, el 11 de enero en San Antonio, Texas, para arrebatarle el título supermediano del WBC, la catapultó hasta los cuernos de la luna.
“Los títulos son un largo camino, pero ellos se logran con dedicación, sacrificios y el apoyo de muchas personas, de un gran equipo, de Pepe Gómez, mi promotor, así como del apoyo del Consejo Mundial de Boxeo”, afirmó.
El pasado 14 de enero, sólo tres días después de ese combate, “La Tigre” estuvo en la Ciudad de México, en el “Martes de Café” del WBC. Con pants en color negro, playera blanca y una sonrisa de oreja a oreja, “La Tigre” se dijo orgullosa de su logro y con esa sencillez que la caracteriza, aprovechó la ocasión para agradecer a todas las personas que la han apoyado a lo largo de su carrera.
A su derecha se encontraba Mauricio Sulaimán, presidente del WBC, y a su izquierda el promotor Pepe Gómez y frente a ellos un nutrido grupo de periodistas que estaba sediento por conocer más sobre Alejandra, quien con paciencia y buen humor respondió todas las preguntas que le hicieron.
Ya con el cinturón del WBC en sus manos, Alejandra lo besó, y lo puso en sus brazos, como su más preciado tesoro.
LA DESCHONGÓ
Para Jiménez, lo más curioso de su pelea contra Franchon fue cuando le quitaron el chongo postizo que traía. “Me enteré que era peluca después de la pelea y me causó mucha risa. Pero en combate me sorprendió”.
Y recordó que al acabar el round, la estadounidense le dijo al referí “’mi cabello… mi cabello’ y luego salió sin su cabello, entonces yo pensé ‘pobrecita, le cortaron su cabello’, pero a quién se le ocurre subir a pelear con peluca. Yo creo que nadie le había pegado ten fuerte, como para que se le cayera y yo se la tumbé”.
Alejandra espera seguir haciendo historia y hasta se dice dispuesta a bajar a peso medio para enfrentarse con Claressa Shields “no le rehuyo”. También le gustaría defender sus títulos en la plaza de toros de Cancún.